1 DE MAYO DÍA DE LA CLASE OBRERA Y COMPROMISO DE UNIDAD ESTRATÉGICA CON EL CAMPESINADO.



"…la clase obrera sigue siendo el latido inagotable de la historia y la esperanza inextinguible de la humanidad……"

La izquierda revisionista ha arrastrado a la clase obrera a hacer del 1 de mayo una “fiesta” del trabajo y una defensa de la conciliación de clases, negando la contradicción irreconciliable que existe entre quienes detentan los medios de producción y quienes solo tenemos la fuerza de trabajo para venderla. Entre quienes se apoderan de la riqueza y de quienes la producimos. Entre aquellos que tienen el Poder y quienes por ahora no lo tenemos.

 No diferente es el comportamiento en relación con el gobierno. Trabajadores empujados por la izquierda oportunista que se arrastra bajo el mandato fascista del régimen de Corea, generador de hambre, desempleo, miseria, represión, militarización de la sociedad, delincuencia, corrupción y entrega de los recursos naturales a otra expresión del imperialismo como lo es China.

Del otro lado aquellos que deambulan entre los cuchitriles de la Asamblea, el parlamentarismo burgués y la desesperación por incorporarse activamente al aparato burocrático del estado, la izquierda revisionista que se dice de oposición y al igual que la otra, autodenominarse como revolucionarios y antiimperialistas.

El 1 de Mayo para la clase obrera es un día de luto y de convocatoria.

De luto porque recordamos en nuestra memoria histórica a los obreros vilmente asesinados por la burguesía en Chicago en 1887. Obreros que nos dejaron marcado el camino a seguir estipulado por la conciencia de clase y la  indómita posición contra el burgués asesino.

Es un día de luto porque en nuestras mentes y en nuestros corazones titila aún la centellante sangre de los obreros masacrados en Guayaquil en 1922 por haberse atrevido a dar continuidad al legado de los obreros de Chicago. Y así tantos ejemplos que llenan de gloria las páginas de la historia de la lucha de clases del país.

En ese sentido es un día de luto, pero también es un día de convocatoria y algarabía porque simbólicamente nos permite convocar a los convocables: a obreros y campesinos en una minguería por la vida que en esencia es revolución violenta. Algarabía, porque más allá del dolor, la miseria, el hambre y la traición  sonreímos de cara al sol laborando el futuro que  irremediablemente será nuestro.

 Las luchas constantes de trabajadores del campo y la ciudad  han dejado enormes lecciones que el proletariado no puede olvidar, por el contrario, son esos golpes y derrotas las que nos empujan a persistir incansablemente por nuestros objetivos.  Como lo decían los maestros: Luchar, fracasar, volver a luchar, fracasar de nuevo volver otra vez a luchar, y así hasta la victoria.

Grandes luchas y grandes retos nos esperan, tenemos en nuestras manos la responsabilidad de cambiar el mundo. La Comuna nos marcó la posibilidad de hacerlo, es posible. Debemos servir a la clase y al pueblo de todo corazón, enterrando las viejas ideas y los infecundos propósitos burocráticos, luchando por una sociedad de los hombres libres.

A pesar de la crisis y dispersión que se vive en el movimiento sindical, a pesar de confrontar las políticas aniquilantes de éste gobierno burocrático, populista y fascista, es hora de fortalecernos como clase, el momento de forjar la unión con los campesinos pobres, es el momento de enarbolar la bandera roja del proletariado por reafirmar nuestros objetivos y metas de clase consientes que en este tramo del camino debemos hacerlo junto al campesinado pobre allanando las condiciones para erigir la dictadura del proletariado en el Socialismo.

Hoy el 1 de Mayo ratificamos la dirección del proletariado en la revolución de Nueva Democracia. Hoy el 1 de Mayo, día de la clase obrera, reafirmamos la necesidad de fomentar y consolidar la unidad obrero-campesina que junto al pueblo oprimido es el sustento de la revolución popular de nuevo tipo.


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