Debemos reconocer que el banquero
Guillermo Lasso ha tenido relativo éxito en la aplicación de su estrategia
distractora para neutralizar la reacción de las masas ante las atrocidades del
gobierno y su macabro proyecto económico/político en beneficio de la gran
burguesía y del imperialismo.
El caballo de Troya del régimen,
hasta aquí, ha sido la vacunación. Ante los cuestionamientos que se la ha
venido haciendo a Lasso sobre su incapacidad de manejar la crisis, siempre termina
por esgrimir el plan de vacunación como la madre de todas las escusas. No hay
trabajo: ¡pero la mayoría de ecuatorianos está vacunada! No hay medicinas en
los hospitales: ¡pero la mayoría de la población está vacunada! La delincuencia
cobra decenas de víctimas inocentes todos los días: ¡pero la mayoría de
ecuatorianos está vacunada! Y así, una
cacofonía muy parecida al cuento del gallo pelón…
Otra de las tramoyas del régimen
tiene que ver con la violencia penitenciaria y aquella que se dirime violentamente
en las calles de las principales ciudades del país.
El gobierno, como no puede ser de
otra manera, analiza y enfoca el problema de la violencia como un “fenómeno”
colateral a la sociedad. De manera reduccionista señala que el sicariato (uno
de los más violentos del mundo) responde a riñas entre bandas del narcotráfico
o, que la violencia es producto de la presencia de los carteles de droga
mexicanos, colombianos y de otros países. Es decir, para el régimen la
violencia no es una forma como se expresa la crisis del Estado añejo y
decadente, que por su carácter de clase resulta incapaz de solucionar estos
problemas que básicamente aquejan y/o comprometen a las grandes mayorías, a los
sectores populares, precisamente aquellos ahogados en medio de la desocupación,
desatención, miseria, desesperación y sangre.
La delincuencia, el peso muerto
de la gran burguesía, ha sido lanzada sobre la espalda de las masas. El grado
de violencia delincuencial están directamente relacionada a la crisis estatal,
y sí, el lumpen también es víctima del capitalismo burocrático y debe ser
analizado sobre esa base.
Ahora la reacción y la gran
burguesía tiene sueños de perro, básicamente apuntan a militarizar la sociedad,
a potenciar la capacidad represiva y asesina de sus aparatos represivos.
Un policía dio muerte a dos
jóvenes delincuentes que fugaban tras el intento de un robo. El gendarme les
disparó por la espalda más de doce tiros. El juez lo sentenció a 3 años y
meses, cuando por su mal procedimiento que cobró víctimas fatales debía recibir
una sanción por encima de los 13 años. Pero no, el gobierno y demás autoridades
nos pintan un héroe que tiene las manos manchas de sangre, tanto como la tienen
aquellos gatilleros que asesinan a cualquier transeúnte en las barriadas
populares del país. Lasso victimiza al policía, culpa al sistema judicial por
haberlo sentenciado y a la Asamblea por su “incapacidad” de reformar las leyes
de tal forma que la policía tenga mayores garantías para el uso de las armas
sin tener que ser investigados o judicializados.
Decimos, tienen sueños de perro,
porque quieren reeditar los escuadrones volantes del febrescorderato, los
grupos de la muerte, reestructurar una policía nacional con la capacidad (ya
probada) de capturar a cualquier ciudadano, torturarlo, ejecutarlo y
desaparecerlo, los que ejecutaba personas extrajudicialmente; propiciar
comportamientos como el del mayor Garcés y el GIR, tristemente célebre por la
masacre de la Fybeca, en Guayaquil, donde presentaron falsos positivos.
La policía asesina a delincuentes
y la prensa aplaude, como focas: ¡así se hace!, ¡plomo a los delincuentes! Las
redes sociales estallan con mensajes direccionados: ¡bien hecho!
Los sectores más retardatarios
del país ¡quieren sangre!, ¡quieren muertos!; de hecho, el régimen garantiza
inmunidad a policías que utilicen sus armas de fuego, apelan al argumento de
que la manera de parar a la delincuencia es nutriendo de más efectivos
policiales a la provincia de Guayas; sacando a los militares en las calles, comprando
más armamento o permitiendo que el imperialismo yanqui y el sionismo presten su
apoyo represivo para “ayudar” al banquero soluciones la creciente violencia
interna.
Lasso acaba de relevar el mando
policial. Ha nombrado al general Carlos Cabrera Ron, especializado en análisis
de información, inteligencia, pero, sobre todo, en lucha antiterrorista, para
variar, formado por el imperialismo yanqui. Es decir, quienes dirigen las FFAA
y la Policía son los EEUU.
Hay un viejo dicho turco que
dice, “el que paga la banda, escoge la melodía”. Nada de lo que haga o deje de
hacer las FFAA está por encima de lo que determinen los EEUU. Si bien es cierto
somos una semicolonia del imperialismo, lo que determina la relativa
independencia política del país, eventualmente, a la burguesía compradora, como
que le va mejor el carácter colonial.
Mientras tanto, Lasso no bajó el
precio de los combustibles; concesionó más tierras para la explotación minera;
incrementó la producción hidrocarburífera, aniquila a la producción nacional
eliminando aranceles a productos que también se producen en el país; incrementa
la deuda externa; y, como si fuese poco, se apresta a tomar las reformas
laborales, un dinamitazo a las conquistas y derechos laborales.
¿Qué busca el régimen con la
militarización de la sociedad so pretexto de la crisis de salubridad y de
seguridad?; fortalecer a la gran burguesía, parchar con babas el viejo Estado
burocrático-terrateniente y fortalecer el ejecutivo. Golpea la Asamblea
Nacional, no lo hace necesariamente desconociéndola, más sí cuestionándola y con
el chantaje de la “muerte cruzada”, o por la vía a la que están acostumbrados,
comprando la conciencia de sus detractores, de la oposición, ¿o es gratuito que
Pachakutik esté al servicio del gobierno?; ¿Qué los correistas ahora coincidan
en muchos temas con el régimen?
Apuesta al populismo. Incremento
salarial no visto en muchísimos años y por encima de lo que estaba planteando
el revisionismo. Créditos (mentirosos) al 1% a 30 años a microempresarios; etc.
Crece el poder del ejecutivo y de
las FFAA; decrecen los poderes constitucionales otorgados a la Asamblea.
Permanentemente se emiten estados de excepción, ya sea por la Covid-19 (banal
argumento que justifica todo, inclusive la neutralización de las organizaciones
populares, por lo menos es lo que acepta para sí la Conaie, la CUT, CTE y otras
organizaciones revisionistas para desmovilizar al elemento consciente de la
clase y del pueblo), o por los altos niveles delictivos; por esas vías se
constriñen los principios democráticos que rigen a su vieja democracia.
El burgués comprador,
representante de los grandes terratenientes, de los importadores, de la banca y
del sistema financiero en general, se desboca, aplica medidas políticas
blandas, pero también apuesta a las duras, a las represivas; sienta bases para
corporativizar la sociedad vía la amenaza, entregar más libertades a los
aparatos represivos; propone reformas a la Constitución y plantea recurrir a la
consulta popular. Definitivamente Lasso va desbrozando el camino al fascismo.
Y es que no nos cansamos de
decir, si no es una cosa… es otra, pero la crisis del viejo Estado, del
capitalismo burocrático y la incapacidad que tienen de seguir gobernando y
detentando el Poder como lo han hecho por siglos es evidente. ¿Qué falta?
Fortalecer el elemento subjetivo, la organización, el Partido, y no para
sacarlo a pasear en la próxima contienda electoral, mucho menos, prostituirlo
con los regímenes de turno, sino que devenga en una máquina para la guerra, en
un organizador de la clase que prepare y desarrolle la guerra popular.
La gran burguesía se arma, tienen
guardias y seguridad privada, grupos de choque armados. Los grandes
terratenientes tienen permiso para porte de armas. Los productores camaroneros
también pueden portar armas. Las FFAA y la policía tienen “el patrimonio” en el
uso de la fuerza y son repotenciadas con armamento. Los clanes y bandas
delincuenciales tienen armamento, pistolas, fusiles, granadas, además son
funcionales para cualquier sector político del país y en sus filas militan
policías y militares tanto en servicio activo como pasivo; no obstante, las
grandes mayorías, por encima de los 16 millones de ecuatorianos estamos en
total indefensión.
El viejo estado está militarizado
en todas sus expresiones, ¿acaso, las masas organizadas, no debemos hacer lo
mismo para oponernos y contrarrestar la ofensiva violenta del quienes detentan
el Poder, del gobierno, de sus instituciones y de sus grupos y organizaciones
que los apoyan desde la sombra? ¿Acaso con correcta guía ideológica y política
no debemos entrar en un proceso de militarización de las masas para defendernos
de una gran burguesía y terratenientes artillados hasta los dientes y del viejo
Estado militarizado?
Al fascismo no se lo tolera, se
lo destruye, siempre pensando que tiene su base objetiva, el sistema de Estado,
la dictadura de grandes burgueses y grandes terratenientes. ¡No podemos
combatir al fascismo si no combatimos al Estado burocrático-terrateniente!
¡SOLO CON LUCHA SE CONQUISTAN DERECHOS Y LIBERTADES!
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