Pedro Castillo ha sido destituido en el Perú. Sí, el de las mesnadas, el
que se vanagloriaba de haber hecho filas en los grupos paramilitares que
combatían a los camaradas del Partido Comunista del Perú; el dirigente
campesino, popular, que no solo creyó que con ganar la presidencia de la
república podía realizar cambios profundos en la vieja sociedad semicolonial y
semifeudal del Perú, sino que arrastró a las masas a vivir el camino
burocrático, el del constitucionalismo, el de las elecciones.
Castillo tenía la certeza de que la dictadura de grandes burgueses, grandes
terratenientes y su viejo Estado iba a permitir que un dirigente popular pueda
llegar a la presidencia y desde ahí se plantee cambios fundamentales.
¿Ingenuo?, ¡No!, un oportunista, sabía bien que por ahí no iba a solucionar
ninguna de las contradicciones que oprimen a la clase y al pueblo; sin embargo,
también sabía que era el escenario apropiado para acomodar a sus cómplices y
tratar de consolidar posiciones para la burguesía burocrática.
Castillo, hijo legítimo del oportunismo y revisionismo del Perú; pero
también, hijo ilegítimo de las ratas de Modavef, apostaron por las elecciones y
la vía burocrática pensando, como todo bribón, que por esa vía podían «luchar
por los derechos fundamentales del pueblo». Todos, Castillo, los oportunistas,
los revisionistas y las ratas de Modavef, una vez más dieron rienda suelta a
sus sueños de perro flaco, se fueron por las ilusiones constitucionalistas y
terminaron desmoronándose como un castillo de arena. Lanzaron polvo a los ojos
del pueblo, y esto es lo que recibieron del viejo estado.
Lo sucedido con Castillo es un claro mensaje para los dirigentes indígenas,
campesinos y populares del Perú, la gran burguesía no va a permitir que desde
esas posiciones se puedan establecer cambios de ninguna naturaleza. No pasa
nueva constitución, ni siquiera la reforma estatal. Entonces, ¿qué queda?, profundizar
la guerra popular, dar rienda suelta a la ira de la clase y del pueblo,
derrotar al viejo estado.
Desesperado al ver que las puertas de la institucionalidad democrática del
viejo Estado se le cerraban y que ya no podía gobernar, jugó a dictador, y peor
aún, creyó en el respaldo de las FFAA, las mismas que lo traicionaron y le dieron
la espalda. Obvio, quienes creen en el mal llamado “espíritu democrático de las
FFAA” son unos verdaderos pendejos que creen el cuento de hadas y en soldaditos
bien intencionados. ¡Hay que destruir el viejo Estado con guerra popular! ¡Hay
que derrotar, aplastar y aniquilar a su aparato represivo! No hay que dejar
piedra sobre piedra del viejo poder, y eso solo es posible con violencia
revolucionaria; con pensamiento Gonzalo, con Partido Comunista y ejército
popular. Los demás, al basurero de la historia.
No hay duda alguna que atrás de la debacle de Castillo también está la mano
del imperialismo yanqui. Requieren medio remendar las limitaciones que tienen
con los gobiernos llamados de izquierda. Quieren recuperar gobiernos para
consolidar de mejor forma sus posiciones en América del sur, principalmente. En
Chile, ya tienen a su favor al reformista de Boric. En Colombia, Petro ya hace
de las suyas y en favor de los gringos. Seguramente ahora van por Lula. No será
difícil, estos socialdemócratas se caen solos.
Ahora el Perú de desata una confrontación de posiciones que tienen
contradicciones (no antagónicas) y colocan al pueblo de por medio. Masas contra
masas. Mientras tanto, la vicepresidenta del Perú, Dina Boluarte, asume
la presidencia, otra perra flaca hecha a la moldura del imperialismo, también le clavó el puñal por la espalda a
Castillo. Estos miserables no se quieren ni entre ellos.
Lo sucedido con Castillo también es un claro mensaje para la dirigencia del
movimiento indígena, campesino y popular del Ecuador. La vía electoral no es el
camino, no es la vía correcta. La vía electoral solo refuerza el viejo orden
democrático burgués-terrateniente. La única vía es la construcción del nuevo
Poder sobre la base de la total y absoluta destrucción del viejo poder gamonal
y burocrático que se sustenta en el aparato armado, sus instituciones “democráticas”
y su subordinación absoluta al
imperialismo, yanqui, principalmente.
¡VIVA LA GUERRA POPULAR EN EL PERÚ!
¡VIVE EL PENSAMIENTO GONZALO!
¡VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ!
¡SI NO COMBATIMOS AL REVISIONISMO, NADA HABREMOS HECHO!
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