Aproximadamente 1800 terroristas y delincuentes han sido capturados por los
aparatos represivos del viejo estado en estas últimas semanas.
Curiosamente, las fuerzas policiales capturan todos los días “objetivos de
alto valor estratégico”; jefes, mandos, los mismos que son sacados de sus
viviendas, casas humildes que no reflejan en absoluto los niveles de vida que
suelen tener los jefes y capos de la droga.
En su totalidad, los capturados, son moradores de barrios populares, ninguno
que exprese, de una u otra manera, tener claros vínculos con el narcotráfico,
como sí lo demuestran y ostentan aquellos que hasta ahora son intocados y que
pululan las instituciones del Estado, grandes empresarios, banqueros, miembros
de los aparatos represivos.
Definitivamente, se está criminalizando la pobreza. Basta ser de una
barriada marginal, estar en la calle y tener un aspecto “sugerente”, (perfil,
le dicen) para que sea capturado, agredido con palos y golpes de puño,
humillado, rapado, arrastrado, obligado a cantar el himno nacional y llevado a
esas viejas ergástulas donde la militancia obligada a la muerte son una
posibilidad del día.
Se sancionan a todos los presos, como si los 35.000 reos fuesen miembros de
las bandas. Personas que purgan penas por delitos menores, aquellos que han
incumplido con pensiones alimenticias, los que han cometido accidentes de
tránsito, luchadores populares y otro tipo de “delitos”; suficiente para ser
sometidos a tratos crueles y violación de los DDHH.
Noboa juega a Bukele. Aplica sus métodos. Los dos, miran la violencia en la
ausencia o baja de la tasa de asesinatos, secuestros y crímenes. Su miopía no
da para más. Se olvidan de las condiciones estructurales que generan ese
apéndice del capitalismo burocrático que son los lumpen. Se olvidan de las
causas que tienen la capacidad de reproducir individuos que, desde el
desempleo, la angustia, explotación, migración, etc., deciden lanzarse a las
turbulentas aguas del delito.
Mientras tanto, el fascista quiere clavarnos el incremento del IVA,
encareciendo más la canasta básica, la misma que está en el orden de los 830 dólares.
Quiere precarizar el trabajo, condonar deudas, en fin, una serie de medidas
que, como siempre, quieren poner el cuento ese de la guerra y su financiamiento,
sobre los hombros de las masas.
Pueblo del Ecuador, no basta decir, activemos las guardias indígenas,
campesinas y populares para cuidarnos de la delincuencia. ¿Acaso somos la
policía rural o popular del viejo estado?, ¿nos vamos a sumar de manera
informal a las huestes represivas del estado?, ¡de ninguna manera!, la correcta
dirección ideológica y política de estos instrumentos deben servir no solo para
reprimir a ciertos actores violentos que de manera indiscriminada agreden a nuestro
pueblo, sino también para defendernos del estado, de sus planes corporativos,
represivos, hambreadores, a sentar bases
para que se constituyan en gérmenes de nueva sociedad, si no lo entendemos de
esa manera, esos “instrumentos” populares no serán sino grupos paramilitares,
al servicio de los poderes locales que están dentro de la pirámide estructural
del viejo estado, coadyuvan a la corporativización de las masas. Es decir,
estaríamos aportando, decididamente, al proceso de fascistización de la
sociedad y salvataje del capitalismo burocrático.
Exijamos se detenga la persecución de hombres y mujeres del pueblo que
producto de su miseria, pobreza, son alineados con los miembros de las bandas delincuenciales.
Detengamos las ínfulas asesinas de las FF.AA. que han desbocado como hienas sin
rienda contra las masas.
Desenmascaremos a los aparatos represivos del viejo estado que son
operadores directos de bandas operativas. Igualmente, la sanción, captura y
encarcelamiento en cárceles comunes a banqueros, asambleístas, jueces,
empresarios y demás individuos que son quienes manejan los hilos de las
estructuras de base del narcotráfico. Mientras, las FFAA y policía persiguen a
chamberos, arranchadores y gente del común, los sicarios, aquellos que se
mantienen incólumes, acaban de dar muerte a un fiscal que, contrario a las
autoridades del régimen, no tenía escolta ni protección. Es decir, el gobierno
y el Estado nos da circo: las muertes y violencia se sostiene y desarrolla en
los espacios de movilidad popular, sumiendo a nuestro pueblo en violencia,
angustia y dolor.
¡No permitamos que se criminalice la pobreza!
Exigimos respeto a los derechos del pueblo y respeto a la integridad física
y sicológica de los luchadores populares detenidos en los centros
penitenciarios del país.
Hoy, el gobierno y sus hienas viven la fiesta represiva. Ya vendrá el
chuchaqui, ya vendrán otros momentos, y quienes dancen, seremos los otros, los
oprimidos, pues: «…con sus dientes haremos un collar. De sus huesos
haremos flautas, de su piel haremos un tambor. Entonces, bailaremos…»
¡A DETENER AL RÉGIMEN FASCISTA DEL BANANERO!
¡ALTO A LA REPRESIÓN INDISCRIMINADA!
¡NO A LA CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA!
¡ORGANIZAR, COMBATIR Y RESISTIR!
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