ENTRE LA MENTIRA, LA INDEPENDENCIA Y LA BANCARROTA DEL VIEJO ESTADO BUROCRÁTICO-TERRATENIENTE

Mientras la gran burguesía, los grandes terratenientes y aquellos fatuos que se cobijan bajo el harapo tricolor que no nos representa, celebran un aniversario más de la supuesta “independencia” del Ecuador, el país se precipita cada vez más hacia el abismo.

En cuanto a esa llamada independencia, tenemos claro que no fue una verdadera liberación nacional. Fue, en esencia, una contienda en la que campesinos, artesanos, pobladores e indígenas -que aspiraban derrotar el régimen feudal- fueron utilizados como carne de cañón en un conflicto cuyas riendas nunca estuvieron en manos del pueblo. Las masas tuvieron escasa participación decisoria y, de hecho, las luchas no respondían, por su naturaleza ideológica y política, a los intereses profundos de la nación oprimida, sino a las pugnas entre potencias coloniales.

En aquel momento, Inglaterra disputaba a España el control de sus dominios y mercados. En el territorio que hoy llamamos Ecuador, esa contradicción se expresó en la confrontación entre el viejo poder de criollos y esbirros de la Corona, y una burguesía naciente aliada a los intereses británicos. El resultado fue un simple relevo en el mando: pasamos de ser una colonia española a convertirnos en una semicolonia británica.

La “independencia” abrió paso al nacimiento de un púber capitalismo -subordinado y raquítico- estrechamente ligado a los remanentes feudales heredados del colonialismo español. Así se configuró el capitalismo burocrático, base material del dominio que, hasta hoy, ejercen la gran burguesía y los terratenientes sobre el país.

Y así celebraron este nuevo aniversario: en medio de tres masacres que dejaron aproximadamente 30 víctimas. En apenas seis meses, el Ecuador ha roto todos los récords: cerca de 5.000 personas asesinadas; una cifra similar de trabajadores despedidos o arrojados al desempleo por el régimen fascista de Daniel Noboa en la última semana.

Pero la violencia y la pompa “independentista” no quedaron ahí. En el Hospital Universitario de Guayaquil, 18 niños murieron por el uso de cánulas recicladas cuyo valor en el mercado no supera los 2,25 dólares la unidad. Un crimen de Estado que no puede ni debe ser olvidado jamás. Se trataba de hijos e hijas del pueblo, de familias que dependen del sistema de salud pública, un sistema tan anémico y enfermo como muchos de sus pacientes. Ante la ausencia de insumos básicos, médicos y enfermeras se vieron “obligados” a reutilizar cánulas previamente descartadas y contaminadas con una bacteria hospitalaria letal.

Eso es lo que vive hoy nuestro pueblo: falta de médicos, de personal de salud, de medicinas, de implementos básicos. Este miserable de Noboa redujo en aproximadamente 500 millones de dólares el presupuesto para la salud. Y no solo eso: una mortandad impresionante en las calles. Pescadores -hijos e hijas del pueblo- que han quedado ahogados en su propia sangre, masas de barriadas pobres y pequeños comerciantes víctimas de la violencia criminal de los grupos de delincuencia organizada y de la inacción, cuando no complicidad, del gobierno y del viejo Estado. Todos los asesinados han sido además estigmatizados -para la memoria de los suyos- como delincuentes que “murieron en su ley”. Porque para el gobierno es así: si han sido asesinados, es simplemente producto de rencillas entre bandas, lavándose las manos frente a su responsabilidad de garantizar la vida del pueblo trabajador.

Y mientras tanto, el régimen prepara nada menos que una marcha en contra de la Corte Constitucional. Increíble: persiguen y reprimen a las masas que se manifiestan contra el régimen, pero organizan sin pudor una movilización oficial para debilitar la institucionalidad del país, acusando a la Corte de ser la causante de la violencia que azota al Ecuador.

No dudamos que quienes enarbolen las estúpidas proclamas del gobierno sean, precisamente, los jóvenes del programa “Jóvenes en Acción”: 80.000 desempleados entre 18 y 29 años a los que el tirano ha ofrecido pasantías de tres meses, con un salario mensual de 400 dólares, en diversas instituciones públicas. Serán lanzados a las calles para respaldar al régimen, junto a funcionarios públicos y familiares de miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía, obligados a participar bajo amenaza de sanciones o despidos. Es la coacción y el chantaje institucional convertidos en maquinaria de manipulación política.

Es evidente: no hace falta recurrir a sofisticadas interpretaciones históricas para constatarlo. Vivimos bajo una dictadura fascista. Noboa, en complicidad con las Fuerzas Armadas, la Policía, toda la institucionalidad burocrática del país y bajo la guía y anuencia del imperialismo yanqui, ha logrado cooptar todos los “poderes” del Estado. Lo hace de una manera tan coercitiva y letal que, a su paso, solo deja un altísimo costo en vidas humanas, violencia desbordada, desempleo, deterioro irreversible en la educación, la salud, los servicios básicos; todo de la mano de una emigración forzada y del silencio cómplice de aquellos que traicionan al pueblo arrastrándolo a la magra vorágine electoral.

Hoy, más que nunca, debemos afirmar que la pasividad es complicidad. Lo peor que podemos hacer es seguir contemplando cómo este régimen fascista avanza sin resistencia. Quienes estamos del lado del pueblo debemos levantarnos ya, lanzarnos a las calles y desatar una huelga nacional revolucionaria que no solo frene en seco al dictador y a sus serviles esbirros, sino que los expulse definitivamente, enviándolos de regreso a su verdadero país natal: los Estados Unidos.

Tanta patraña, tanta miseria y tanta hipocresía no pueden, ni deben, ser toleradas. La verdadera independencia sigue siendo una tarea pendiente, una bandera que solo podrá levantarse plenamente cuando el pueblo trabajador, organizado y consciente, arranque de raíz el poder de la burguesía y los terratenientes, y construya una nueva sociedad sobre las ruinas de este viejo y podrido Estado.

¡ABAJO LA DICTADURA FASCISTA DE NOBOA!
¡FUERA EL IMPERIALISMO YANQUI DE NUESTRO TERRITORIO!
¡NO A LA COACCIÓN Y AL USO DE LA JUVENTUD COMO CARNE DE CAÑÓN!
                               ¡VIVA LA HUELGA NACIONAL REVOLUCIONARIA!                                ¡LA ÚNICA INDEPENDENCIA POSIBLE NACERÁ DE LA REVOLUCIÓN DE NUEVA                                                                                   DEMOCRACIA!                                                                   ¡ORGANIZAR, COMBATIR Y RESISTIR!