A pesar de que el pasado 2 de
abril se realizó la segunda vuelta electoral para elegir al presidente del
Ecuador, recién el 18 del mismo mes se hizo el recuento de 3.865 de actas
cuestionadas por la oposición, dando como resultado el triunfo del oficialismo
(Lenin Moreno) con el 51,16% contra el 48,84 de Guillermo Lasso (votos válidos).
Lo hemos sostenido
ya, pocas veces se ha visto un proceso electoral tan complejo, lleno de
irregularidades y sobre todo de la más burda y sinvergüenza manipulación de
información por parte de las dos expresiones de la gran burguesía en contienda.
Durante todo el
proceso de campaña, elecciones, reconteo y la proclamación de la lista ganadora,
el escenario estuvo oscurecido por una densa nube de duda, corrupción, fraude,
y mentira.
Pero esa nube nunca
estuvo estática, inmóvil, por el contrario, se mostró oscilante, todo el tiempo
se movió sobre el cielo de la burguesía burocrática, de la burguesía compradora
y desde luego, por encima de las negras cabezas del revisionismo y del
oportunismo de la izquierda rastrera del país. Nube que diluviaba mierda que se
lanzan unos y otros, cada quién arrogándose el triunfo electoral y de por
medio, las masas, las mayorías, instrumentalizadas por las distintas fracciones
de la gran burguesía, arrastradas a defender la pantomima y paranoia electorera.
Pero también hubo la
salvedad, 2’ 178.505 de empadronados
tomaron la correcta decisión de NO VOTAR, sin desestimar los 671.171
electores que optaron por el voto nulo y los 697.744 votantes que sufragaron el
blanco. Blancos y nulos, que sin ser la manifestación correcta de frente a la
gran mentira electoral de la vieja democracia, suelen mostrarse como
manifestaciones de rechazo al proceso. De todas maneras la suma del ausentismo
con blancos y nulos terminaros representando el 27,7% del universo de empadronados.
Pero a pesar de toda
la podredumbre vivida durante las elecciones, hay que manifestar lo importante
que ha sido todo este proceso para nuestro pueblo.
Es palmaria la
decisión de un importante segmento de las masas de no creer en los procesos
electivos y por lo tanto NO VOTAN. Esto es fundamental. Pero también lo es el trabajo
que los maoístas desplegamos al respecto, que desde distintas estrategias
logramos empujar a varios sectores en el seno del pueblo a abstenerse de
participar en el sufragio. Como ejemplo citamos los resultados en una
importante comunidad indígena-campesina de incidencia en su trabajo político. En
la primera vuelta electoral la parroquia tuvo el 22% de ausentismo, siendo llevada a un 31% en
la segunda vuelta, evidenciando la posibilidad de que con el trabajo consiente,
decidido y de clase, se puede elevar el nivel de conciencia de las masas.
Es decir, para
aquellos que dudan de las capacidades revolucionarias del proletariado y su
partido, NO VOTAR es una consigna que debe ser permanentemente esgrimida ante
el gran engaño al que son sometidas las masas, pero, que dicha consigna debe
estar ligada íntimamente a otros aspectos como son el trabajo sostenido con las
masas, la propaganda revolucionaria y sobre todo, desatar, aún con hechos
limitados por los actuales niveles de desarrollo orgánico, acciones que busquen
permanentemente impedir que las elecciones puedan llevarse a cabo.
Pero también todo
este proceso ha sido importante desde otro punto de vista. Quizá más que en
otras oportunidades el revisionismo electorero de los hoxistas (ex MPD), y los
dirigentes del reformismo pequeño burgués enquistado en el movimiento indígena (Pachakutik,
Conaie,) han desnudado de manera más palmaria, su rastrero comportamiento entreguista
y afable con el viejo estado al participar en el proceso electoral como lo han
hecho desde sus inicios, pero no solo eso, al hacer filas a favor del candidato
Guillermo Lasso y convertirse en los garroteros de la banca en las calles.
Y es que era habitual
observar como dirigentes del ex MPD: Natacha Rojas, Lenin Hurtado, o los
oportunistas como Lourdes Tibán y otros compartían tribuna con los archi
retardatarios y reaccionarios como Lasso y Páez emitiendo sendas arengas a los
manifestantes por la defensa y “recuperación” de la “democracia y la libertad”.
Es decir, para la burguesía compradora y para el revisionismo, antes del
régimen corporativista y fascista de Correa en el país había “democracia” y
“libertad” y que es el momento de recuperarla en las calles. O, cómo miembros
del Partido Comunista cabezón, (Partido Comunista del Ecuador), PCE (Partido
Comunista Ecuatoriano), socialistas, dirigentes sindicales y campesinos
vendidos, comulgaban con el oficialismo en “defensa de la democracia y la
revolución ante la arremetida de la derecha en Latinoamérica”.
Lourdes Tibán, Pachakutik.
Vaya estupidez; no
solo en los propósitos, en los discursos de parte y parte, sino en la
naturaleza ideológica de los actores políticos.
En definitiva, las
lecciones que hemos sacado de este proceso son valiosas. Que podemos mejorar y
profundizar el trabajo con las masas para propiciar que éstas NO VOTEN.
Que el nivel de
trabajo con conducción y lineamientos políticos correctos pueden, en los
hechos, generar las condiciones objetivas para debilitar la tramoya electoral y
sujetos del nivel de desarrollo en la construcción que los instrumentos para la
revolución de Nueva Democracia se puede, inclusive, impedir que estas se
desarrollen como el viejo Estado pretende.
Por último, que no
hay que perder la objetividad en la confianza que se debe tener en el
proletariado y su rol como vanguardia de las masas explotadas y oprimidas. Es
lo importante, mientras tengamos a la clase y su partido al frente, la victoria
está garantizada, no importa el tipo de batalla y de escenario, la victoria es
un hecho.
Hoy no nos queda sino
fortalecer nuestra posición de clase en el seno del movimiento campesino,
popular y obrero del país en aras de seguir haciendo lo que hemos venido
trabajando durante todos estos años, preparar las condiciones para desatar la
guerra popular, brega que se fortalece del trabajo cotidiano en el seno del
pueblo, sin perder la perspectiva que nada habremos hecho sino combatimos,
sobre la marcha, al revisionismo.
Vamos a combatir a
este régimen corporativista, fascista, como un soporte más a la preparación de
la guerra popular en el país.
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