La manipulación de la información sobre los hechos suscitados en la
frontera con Colombia (San Lorenzo, provincia de Esmeraldas) definitivamente le
ha permitido al régimen entreguista de Moreno capitalizar la ayuda y
colaboración del imperialismo yanqui en la lucha contra lo que ellos
descaradamente llaman “combate al narcoterrorismo”.
La importancia que tiene la provincia de Esmeraldas para las
transnacionales es relevante. La expectativa de ampliar las fronteras para la
minería a gran escala es esencial. No diferente sucede con la producción del
monocultivo de palma africana. Ampliar las fronteras agrícolas fortaleciendo
posiciones de los grandes terratenientes, quienes se benefician directamente de
las relaciones de producción semifeudales que establecen con los pequeños
productores y los campesinos que ofertan su mano de obra en las grandes
plantaciones (cuyos dueños son preponderantemente militares y policías en
servicio activo y pasivo). Mucho más cuando éstos lucran de mejor manera al
contar con la mano de obra de inmigrantes colombianos que venden su fuerza de
trabajo hasta en un 50% menos que los trabajadores y campesinos ecuatorianos.
La frontera también posibilita otro aspecto de suma importancia. El
manejo de los puertos como punto de partida de la cocaína a los EEUU (principal
consumidor del mundo) y a Europa. Obviamente, no son los campesinos pobres, los
cocaleros -de los dos lados de la frontera- quienes manejan este gran negocio;
son las grandes empresas exportadoras quienes mimetizan la cocaína en sus
exportaciones de banano, pescado, mariscos, frutas y consiguientemente quienes operan
el circuito de la coca en proporciones desorbitantes, tanto así que comprometen
los servicios de militares y policías en servicio activo quienes transportan la
droga, la escoltan o alertan a los narcotraficantes para que puedan pasarla
cuando tienen la certeza de que no habrá operativos de control. Entonces la
disputa o contradicciones por el manejo de rutas se vuelve violenta, de todas
formas, unos son los de este lado de la frontera, otros los de Colombia y así,
sus vínculos con carteles internacionales hebra un tejido de violencia y
terrorismo.
Bien lo dice el embajador de EEUU en el país: “Lo más importante, es
mantener la protección a los inversionistas porque los que son nuevos virilizan
la relación para atraer más inversiones”. También es eso, proteger a los
empresarios, trasnacionales, terratenientes y obviamente, grandes exportadores,
no importa si esa “protección” sostiene
depredación de la naturaleza, de sus recursos, de sostener añejas relaciones de
producción, alta concentración de la tierra, o si se profundiza la
semifeudalidad, nuestra condición de semicolonia, si seguimos rayando sobre el
extractivismo o el monocultivo, lo que se trata es de defender los capitales
internacionales sobre los intereses del país y, en él, de las grandes mayorías.
De que en la frontera hay grupos disidentes de las FARC, hay. Y ya
hemos asumido posición ante esta corriente armada que por un lado capituló y que,
por otra, no encuentra el sustento ideológico correcto para asumir su
responsabilidad ante y con el pueblo en el necesario proceso de la revolución democrática
de nuevo tipo.
Sumada a esta presencia se encuentran las organizaciones
paramilitares que se movilizan de los dos lados de la frontera y que sin lugar
a dudas son quienes espolean la violencia de manera más virulenta, en esa
medida le es fácil al régimen narco paramilitar de Santos y al régimen
entreguista y mamarracho de Moreno, estigmatizar todo aquello que de una u otra
manera representa organización y lucha del pueblo en contra de la miseria y de
los desafueros de militares, paramilitares (y sus aliados, los
narcoterroristas) como terrorismo, narcoterrorismo, subversivos, etc. Con ese
argumento se militariza la frontera para desatar una campaña represiva de
puerta a puerta en contra de los mineros artesanales y las masas campesinas
pobres de Esmeraldas, Imbabura, Carchi y Sucumbíos.
Hoy la estrategia apunta a apoyarse también en la vieja propuesta imperialista
de asistencia en los focos de mayor contradicción. De hecho, el plan del
régimen (una nueva cruzada de Alianza para el Progreso) involucra a la iglesia,
ONG´s, la empresa privada, el Estado, la ayuda extranjera, para que intervengan
en la zona en tensión y desplieguen proyectos asistencialistas o “cultivar
almas” desde la perspectiva religiosa; espolear la inversión estatal, etc.,
mientras que por otro lado opera el fortalecimiento de la inteligencia militar,
equipamiento de FFAA y policía, y, desde luego, el copamiento o militarización
absoluta de la región.
Esta estrategia de asistencialismo va de la mano del discurso
institucional. “Defender la paz”, “no a los violentos”. Es más, la reacción ha
acuñado ese recurso mediático de Reagan de “lucha en contra del narcotráfico”,
sumado al de lucha en contra del terrorismo que es lo que va a seguir rumiando
el imperialismo y los gobiernos títeres de nuestros países con la complicidad
de la prensa burguesa para justificar lo injustificable.
“Hay violencia porque las comunidades no son atendidas por el Estado”,
dicen militares, curas y autoridades gubernamentales. Fatuos, no basta, porque
primeramente no podrán cubrir los requerimientos de pueblos que viven en condiciones
muy próximas a la comunidad primitiva. Segundo, porque las cosas no se
solucionan con puentes, luz, comunicación, vías, etc., ya que ahí está metido
lo más rancio y pútrido de los terratenientes del país, los empresarios más
corruptos y descarados que la burguesía puede generar; FFAA y policía que
destilan pus en todos sus órdenes y estamentos, solo equiparable a la de
Colombia, y una población de elementos violentos al servicio de empresarios,
militares y terratenientes tanto del Ecuador como de Colombia, que han generado
un tejido económico y político corporativo, cuyo poder tiene el sustento o
respaldo estatal.
Pero el problema es mayor aún, son provincias, (particularmente la
de Esmeraldas) donde las relaciones de producción son feudales y semifeudales,
es más, muchísimos miembros de la población AWA son sometidos a condiciones y
relaciones de producción esclavistas, literalmente, y no por que pongan
alumbrado público, vías, etc., las cosas van a cambiar, porque ahí, como en el
resto del país, el problema es estructural.
La desinformación ha llegado a tales niveles que quieren simplificar
el problema en la presencia de “Guacho” y su grupo guerrillero; pretenden
fijarnos en eso y que miremos al otro lado cuando desde hace años, mucho antes
de los atentados en San Lorenzo, las hienas de la reacción de las FFAA
perseguían y capturaban a mineros artesanales, les incautaban sus instrumentos de trabajo,
entre esos, algunas excavadoras que contrataban entre muchísimos mineros para
poder realizar sus labores. La respuesta de las FFAA: dramática, las volaban
con explosivos, las incendiaban, de igual manera procedían con sus campamentos.
Posteriormente detenían a los mineros para someterlos a sendos juicios y con
ellos a largas condenas. Terrorismo de Estado en su máxima expresión.
Este aborrecible y pragmática respuesta era celebrada no solo por
las grandes empresas mineras, la burguesía, sino por la izquierda boba que vive
obnubilada con el ecologismo burgués e incapaz de entender la dinámica del
campesinado pobre que cíclicamente busca mejorar sus míseros ingresos y
diversifica sus actividades laborales.
Hoy los militares siguen el
hilo, destruyen las viviendas de aquellos campesinos que hoy persiguen por
terrorismo, estos miserables son copia y calco de lo que hace el sionismo en
Palestina, destruir las viviendas de los combatientes como un acto de venganza
estatal. ¿Qué diferencia hay en relación en cómo han venido tratando a los
campesinos y mineros pobres y a los guerrilleros? NINGUNA. Ahí opera eso,
terrorismo estatal, desalojos, expulsión de tierras, criminalización del
trabajo, de la protesta, de la resistencia.
La presencia de nerviosos militares artillados hasta los dientes, reprime
e intimida a la población campesina. Son tan cobardes que hoy en día tener un
celular en la frontera es un delito, los requisan (¿?). Promueven la descomposición social, estimulan
la prostitución, la venta y consumo de drogas y bebidas alcohólicas.
De todas maneras, las masas se da modos para ofrecer resistencia aún
en condiciones difíciles, esto en medio de una impresionante desproporción en
cuanto a medios.
En días pasados tres nuevas bombas colocadas en la vía a San Lorenzo
fueron desactivadas por efectivos del ejército. Ya no comentan, las noticias ya
no hablan de eso, la estrategia es esa, minimizar las acciones de resistencia
para mostrar un falso control en la región.
En estos días el embajador de los EEUU en el país, Tod Chapman
manifestaba sobre la importancia estratégica que ha cobrado la relación entre
los dos países.” En algunos temas como la seguridad, de información e
inteligencia es importante para restablecer la confianza (…) Por eso queremos
cooperar con el Gobierno de Ecuador, siempre trabajamos en los intereses mutuos
y tenemos una responsabilidad compartida de prevenir la entrada de drogas a
EE.UU. y también a Ecuador”.
Entonces con todo eso, sumado a la visita del vicepresidente de los
EEUU se nos viene nuevamente la base gringa al país, aunque hay que decirlo, no
les hace falta, tienen acá unas FFAA títeres, que son entrenadas y armadas por
tropas imperialistas.
Los nuevos idilios entre EEUU y el gobierno ecuatoriano va más allá.
“También tiene mucha relevancia con la estabilidad regional porque el proceso
de paz en Colombia necesita continuar. Todos sabemos que el narcotráfico es el
que sustenta el terrorismo que está causando tantos problemas, por eso y otros
motivos, es importante que esa cooperación siga adelante”. Y es que esas son
las razones del por qué el triunfo de Duque en Colombia y su nuevo rol, lacayo
del imperialismo, precisamente para interferir en Venezuela, Ecuador, Perú y obviamente,
el porqué del ingreso de Colombia a OTAN y las tremendas repercusiones que
tiene esto para Latinoamérica.
Hay que fortalecer la organización popular, campesina, de los
trabajadores explotados en el país, pero sobre todo en la frontera con Colombia
que es dónde se ha trasladado el centro de gravedad de las contradicciones
entre masas explotadas y la alianza tripartita del viejo Estado de Ecuador, de
Colombia y el Imperialismo.
Hay que elevar las luchas de las masas campesinas a la resistencia,
y si es armada, mejor, de todas formas, el enemigo del pueblo debe entender que
ahí, masas sumisas no encontrará, que, por el contrario, un vórtice de fuego se
contrapondrá a la declaratoria de guerra que ha realizado la reacción y el
imperialismo contra el pueblo.
¡ALTO A LA
PERSECUCIÓN Y REPRESIÓN DEL PUEBLO EN LA FRONTERA!
¡NO A LA
MILITARIZACIÓN!
¡NO A LA
PRESENCIA YANKEE EN EL PAÍS!
¡FUERA DE LA
FRONTERA Y DEL PAÍSES ASESORES MILITARES YANKEES!
¡SI A LA
RESISTENCIA!
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