¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA, OPRIMIDA, PERO CONSCIENTE Y REVOLUCIONARIA!



El 8 de marzo se conmemora el día de la mujer. Desde luego, de la mujer trabajadora, explotada y oprimida.

El proceso de liberación de la mujer desde el aparecimiento de las clases y con ellas del Estado, ha estado ligada íntima e indesligablemente a su carácter de clase.

En estos días la prensa burgués-terrateniente ha traído a colación el éxito que vienen teniendo las mujeres ecuatorianas en la política, la cultura y vida económica del país.

Y desde luego que es así. Las mujeres ligadas a la gran burguesía son empresarias, igual: grandes burguesas y grandes terratenientes, tal es el caso de Isabel Noboa, ligada al consorcio Nobis. Terrateniente, con fuertes vínculos en el comercio y el turismo. Su condición de mujer no la ha eximido de ser una explotadora, particularmente vinculada a casos de explotación de trabajo infantil.
El revisionismo y el oportunismo también han puesto lo suyo.

En la actualidad, Diana Atamaint, del pueblo shuar. Hoy presidenta del Consejo Electoral Nacional. Soporte de la vieja estructura burgués-terrateniente. La Malinche ecuatoriana.  Su condición de indígena no la pone del lado del pueblo, sino de la reacción, del camino burocrático.

Lourdes Tibán. Quizá la representante más sonora y mediática del movimiento indígena. Empresaria, minera, vinculada a los sectores más retardatarios del país. Prostituida políticamente. Encargada de corporativizar el movimiento indígena campesino del país, algo así y como la versión de la Moyano (María Elena Moyano, la llamada “madre coraje de Lima) en el Ecuador.

Diana Salazar. Potencial fiscal de la nación. Afro descendiente. Pasante recurrente de la embajada de los EEUU, la “hija prodigio” del embajador yanqui en el país; servil lacaya de la gran burguesía. Garrote legal del viejo Estado.

Y así una lista interminable de mujeres cuyo génesis se ubica en el seno de hogares populares, campesinos, obreros, indígenas, pero que han asumido para sí, la ideología burguesa mimetizada en un discurso etnológico, popular y hasta revolucionario.

No obstante, las masas también han puesto luchadoras insignes, populares. Rosita Paredes; la camarada Camila y otras que han marcado la distancia y han delimitado plenamente sus contradicciones, no desde la perspectiva de sexo o género, sino de clase.

Y es precisamente en el seno del pueblo, donde la violenta opresión a la mujer es más evidente y donde se demuestra que el viejo Estado es incapaz de dar cobertura y solución a nuestros requerimientos.- Es un hecho, nuestra emancipación y nuestra liberación social sólo y únicamente sólo será posible en la medida que se destruya el viejo Estado y con él, se eliminen de raíz las relaciones de producción semifeduales que nos ata a costumbres,  vínculos culturales, económicos, filosóficos a un régimen que nos explota y oprime sobre manera.

En estos últimos meses se ha atizado la violencia a la que estamos sometidas las mujeres. El manejo de las llamadas redes sociales ha permitido visibilizar la violencia física de una manera escalofriante. El 51% de la violencia contra la mujer ya sea intrafamiliar, femicidios o feminicidios, se presenta en las áreas rurales. Es ahí, en el campo donde se expresa de manera más clara y dramática, obviamente, porque es donde se exponen y dirimen las contradicciones existentes en el país, sobre todo masas-feudalidad.

Cada 84 horas es asesinada una mujer en el país.

Pero ese es solo un aspecto de la violencia. Está el otro, el que está marcado directamente por las relaciones de producción. Las mujeres en el campo recibimos un estipendio o jornal menor que el de los hombres. Somos explotadas, oprimidas y violentadas por nuestra condición de mujer, esposas, hijas, hermanas; por ser indígenas o afrodescendienes y, como si fuese poco, por ser trabajadoras.

Hoy las mujeres del pueblo devenimos en actores sociales, ya no desde el lamento, ya no desde la sumisión, sino claras que el rol que debemos cumplir desde el sencillo hecho de sabernos que nosotros sostenemos la mitad del cielo en nuestros hombros y que sólo junto a nuestros hermanos de clase podremos construir la sociedad que nos dé lugar que nos merecemos.

¡VIVA EL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA, OPRIMIDA, PERO CONSCIENTE Y REVOLUCIONARIA!

¡NO AL FEMINISMO BURGUÉS!

¡VIVA EL MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR!


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