Los hechos de corrupción JAMÁS
han sido ajenos a la Policía Nacional: brava, inflexible, dura, implacable con
el pueblo, con el campesinado pobre, sindicalistas y demás masas oprimidas y
explotadas que luchan por sus derechos, pero pusilánime y sumisa con los delincuentes
de “cuello blanco”.
Los actos que han involucrado a
altos mandos de la Policía no son aislados. Venta de pases o plazas, vínculos
con el narcotráfico; involucrados en crímenes de lesa humanidad, secuestros;
ahora, en el perjuicio al ISSPOL por más de 575 millones de dólares; es decir,
se llevaron el dinero de las jubilaciones, pensiones y demás de 50 mil
policías.
Grave, gravísimo, pero esa es una
de las aristas del delito; las investigaciones dan cuenta que el delito está
ligado a la COMPRA DE BONOS DEL ESTADO, entre esos, de la DEUDA EXTERNA, lo que
convierte este acto en más abyecto y miserable.
La policía como componente del
aparato represivo está ahí para el sostenimiento del viejo estado, es su rol
principal, pero sus mandos operan sobre la base del clientelismo político y han
devenido en burguesía burocrática, así ha sido desde la época de la Revolución
“Juliana” en 1925 cuando su mentor, Alberto Enríquez Gallo, imprime esa línea
–burocrática- en filas policiales.
Policías y oficiales con salarios
de miseria (antes del fascista de Correa) y sin embargo la mayoría son
terratenientes, finqueros, con patrimonios que en nada reflejaban sus ingresos
legales. (No diferente los miembros de las FFAA).
Uno de los secretos mejor
guardados por el estado es el de los tenedores de bonos de la deuda externa. Ya
en el régimen de Correa, el fascista manifestó que la IGLESIA tenía en su poder
BONOS DE LA DEUDA EXTERNA, hoy sabemos que la Policía; es decir, nuestros
verdugos materiales y espirituales, entre otros, son los que se han venido
beneficiando de la negociación de estos bonos en perjuicio del pago de salarios
de empleados de servicios como la salud, la educación y de otros sectores de la
gestión público. Ah, pero militares y policía, salarios y beneficios al día.
Cuanta miseria de estos infames.
Y que el revisionismo no venga con ese discurso de que “la policía es pueblo”, sobre
todo la tropa, y que se merece consideración. Para nada, la Tibán, Yaku Pérez, Quishpe,
Pandam, Tatamuez también devienen del pueblo, y peor, sin ser asalariados
directos del Estado operan en contra del pueblo por consiguiente tanto unos
como otros son enemigos de la clase, del campesinado pobre, de las masas y se
merecen todo nuestro desprecio.
Hoy este bochornoso delito ensucia
más a la institución policial y se suma a los execrables actos de persecución,
robo de mercadería y represión que desatan la policía metropolitana de Quito,
Guayaquil y Loja, fundamentalmente, no diferente al permanente latrocinio al
que están sometidos los conductores de vehículos del país por parte de la AMT o
la Comisión de Transito de Guayas.
Los aparatos represivos del país
están podridos. Son los mejor pagados, un soldado o policía de tropa gana más
de lo que percibe un profesor de escuela o trabajador de la salud, no se diga
de un obrero. Un general de policía gana 6.151 dólares mensuales; un sargento
1. 531 dólares, un cabo de policía 820 dólares más todos los beneficios de ley,
ISPOL, sobresueldos, vacaciones pagadas, es decir, se han beneficiado de todas
las conquistas que ha logrado el proletariado luchando por sus derechos a
sangre y a fuego, no obstante, a cambio, tortura, bala, mutación, desaparición,
persecución represión!!
Bien dice el pueblo: ladrón que
roba a ladrón, tiene cien años de perdón.
El viejo Estado está podrido, emite pus por todos lados; la asamblea,
jueces, presidentes, policía, militares, ministros; empresarios, en fin, su
destrucción es inminente y corresponde al proletariado la noble tarea de
coadyuvar en su definitiva y total destrucción para levantar lo nuevo, nuevo
Estado, nuevo Ejército Popular, nuevo Poder!!
¡LA CORRUPCIÓN, PANACEA DEL VIEJO ESTADO TERRATENIENTE-BUROCRÁTICO!
¡CHAPAS Y GORILAS, CORRUPTOS, REPRESIVOS Y SERVILES A LAS CLASES
DOMINANTES!
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