RÉGIMEN ATRINCHERADO Y PERTRECHADO DECLARA GUERRA AL PUEBLO

 

El gobierno ha desplegado un sistema de protección de las emblemáticas instalaciones del viejo estado terrateniente burocrático utilizando cercas, alambradas militares, palos, piedras, es decir una serie de barricadas que impiden el acceso a entidades como Carondelet y la Asamblea General. No hartos, hay un evidente refuerzo de la escolta presidencial y numerosa presencia de policías y militares a su alrededor.

¿Miedo o un acto de guerra?

Dada la creciente protesta popular, es obvio que Moreno y sus aparatos represivos tienen una seria preocupación de lo que está por venir; saben que contra el desborde combativo de las masas no pueden, entonces se pertrechan, se envalentonan y lo hacen todo para remitir el mansaje de que están en píe de guerra, que no van a ser permisivos, que otro octubre no puede ser posible, entonces desarrollan su campaña policial-militar tendiente a neutralizar la lucha de las masas.

Para el imperialismo, regímenes como el de Moreno son los apropiados, los eficientes. Inflexibles en el uso de la represión, en el manejo punitivo y carcelario de la sociedad, de todas formas, mientras puedan, eso garantiza que los intereses que tiene el imperialismo en el país se mantengan intactos, inamovibles.

Las medidas que ha tomado el régimen han pasado de la prevención a la ofensiva. El permanente cerco que ha tendido en torno a las instituciones estatales es parte de un todo que se suma a la compra de armamento para ser utilizado por FFAA y policía en las manifestaciones; reforma legal para que las FFAA puedan utilizar fuerza letal en contra de los manifestantes; compra de conciencia de dirigentes sindicalistas, hoy encargados de difuminar la sostenidas luchas que emprenden las masas o arrastrarlas a la vorágine electorera para distraer de sus tareas fundamentales. Complementa su ofensiva con persecución, vigilancia y amedrentamiento del elemento consciente de las organizaciones campesinas, sindicales, populares y revolucionarias; es decir, toda una estrategia que más allá del miedo, pretende tomar la iniciativa, castrando o restringiendo la capacidad de acción de las masas.

La represión es panacea del imperialismo y sus lacayos, históricamente ha sido así y definitivamente el viejo estado profundiza y atiza de mejor y mayor manera la reaccionarización de sus aparatos represivos.

Los revisionistas y oportunistas hacen lo suyo; se esmeran por neutralizar o aislar  la dirección proletaria de organizaciones clasistas y campesinas que nos se han sumado a sus banales propósitos electoreros; pretenden reemplazarlas por la dirección colectiva donde revisionistas de viejo cuño; oportunistas electoreros y portaestandartes del postmodernismo hacen de las suyas, es decir, utilizan las luchas de las masas con fines electoreros, arrastrarlas a las contradicciones interburguesas y desmovilizarlas combativamente, castrando la correcta dirección en sus luchas y propósitos.

En el país hemos entrado en una etapa electorera, y es precisamente cuando el revisionismo se vuelve más dinámico, de hecho, se muestra más combativo, contestatario, trata vanamente de romper todo vínculo que ha mantenido con el régimen represivo, hambreador, y entreguista de Moreno, o con los regímenes anteriores para argumentar ciertos niveles de combatividad que lo legitimen electoralmente ante las masas. Lo vimos en el último llamado de la CUT y del FUT; unos, andan como perros en aguacero porque no pudieron terciar en las elecciones con sus dirigentes sentenciados por corrupción (Correa y su combo); los otros, porque quieren poner distancias con este régimen al que apoyaron en la Consulta Popular por el “Sí” y quieren volcar sus esfuerzos electoreros por Yaku Pérez, el ala derecha del movimiento campesino, a la final,  es el momento de negociar las condiciones en las que le van a presentar su apoyo.

No, no nos vamos a tragar ese cuento, tampoco vamos a potenciar o fortalecer sus convocatorias a marchas sesgadas que no responden a los intereses de las masas, que por el contrario, solo vigorizan los empeños electoreros de los oportunistas.

Ya entrados en los turbios tiempos electoreros hay que atizar la lucha en contra del régimen, el viejo Estado y todo su aparataje electoral; ¡NO VOTAR! es estratégico para las perspectivas de la clase y la revolución, pero hay que entenderlo y ser más decidores, hay que profundizar la lucha contra el revisionismo, también es estratégico y corresponde a las tareas del proletariado y por lo tanto debe cumplirse.

El enemigo combate a su manera; pues bien, nosotros lo hacemos a la nuestra; si el enemigo pretende tomar la iniciativa debemos arrebatársela, no replegarnos, por más que nos presione, nos persiga, nos acose, debemos persistir en la ofensiva de masas, imprimir variantes combativas que espoleen la radicalización de la lucha en contra del gobierno y el viejo Estado.

¡CONTRAPONER VIOLENCIA REVOLUCIONARIA A LA VIOLENCIA ESTATAL!

¡CONTRAPONER LUCHA DE CLASES AL REFORMISMO Y OPORTUNISMO ELECTORERO!