El
domingo 21 de marzo se llevó a cabo el debate entre los dos candidatos a la presidencia,
Arauz y Lasso.
Más circo
para el pueblo; más distracción de las masas de las contradicciones y tareas
que debería confrontar y resolverlas por otros medios.
La burda
presentación de los candidatos expone las contradicciones existentes entre la
burguesía compradora, (G. Lasso) y, la burguesía burocrática, (A. Arauz),
contradicciones que no son antagónicas, no obstante la tendencia es a coludir.
Discrepan en cuanto al rol que debe cumplir el
aparato burocrático del viejo Estado. Los compradores demandan mayor flexibilidad
y libertades para poder desplegar un modelo económico que favorezca a la empresa
privada, la banca e importadores; la libre movilidad de capitales y obviamente,
la privatización de las empresas y servicios públicos.
Del lado
de Arauz, fieles al requerimiento de esa burguesía que demanda estar cerca o
junto al aparato estatal para reproducirse económica y políticamente, apunta a
un modelo de administración estatal más directo y activo, propio de los recovecos
keynesianos.
Los dos,
de la mano, coluden en defensa de la dolarización y con ella profundizar la penetración
del imperialismo, vivificando nuestra miserable condición de ser una semicolonia.
Coluden
en el sostenimiento del Estado, que independientemente de la funcionalidad
administrativa en el ámbito fiscal y económico que le dé cualquiera de las dos
fracciones burguesas, debe cumplir con su rol como instrumento de dominación en
favor de los grandes terratenientes y grandes burgueses.
La debilidad
en las propuestas esgrimidas por estos dos representantes de la gran burguesía y
de grandes terratenientes no deja de generar incertidumbre en las masas, las
mismas que están totalmente devastadas
económicamente; sin posibilidades de recibir
un tratamiento correcto, oportuno y eficaz en términos de salubridad (atención
médica, vacunación contra la Covid ,etc.); grandes mayorías de trabajadores que
confrontan un futuro incierto al percibir con cierta facilidad que ninguno de
estos dos verdugos plantean soluciones objetivas al problema del desempleo, la
pobreza, la ineficacia del aparato público y privado; inseguridad, dificultades
en el manejo de la educación; es decir, de la crisis que vive el capitalismo
burocrático.
Está
claro, cualquiera de las dos facciones de la burguesía en la administración de
gran parte del aparato estatal se ve venir con el látigo de la represión en una
mano, y en la otra, con un modelo corporativo y económico que en nada
favorecerá a nuestro pueblo.
Hoy,
después del debate, la Conaie sostiene que “sus sueños no caben en las urnas”,
pues bien, cabían mientras tenían a Yacu Pérez como candidato, sin embargo, hoy
junto al trasnochado revisionismo de Unidad Popular convocan a las masas a votar
nulo; ridículamente le llaman voto ideológico, y, ¿cuándo votaron por Lasso
años atrás, o por la consulta, no era acaso voto ideológico? ¡Patrañas! se dan
modos para querer legitimar la vieja democracia burgués-terrateniente.
Pachakutik, se alinea más con Lasso, está claro, de todas formas ya estamos
como acostumbrados a ver como su dirigencia se prostituye ante cualquier
régimen para pretender devenir en burgueses burocráticos.
El 11 de
abril será el último día de este régimen entreguista, hambreador, explotador y mentiroso
de Moreno. Al día siguiente tendremos la apertura a un nuevo período de lo mismo,
pero maquillado; algo así como enunciaban aquellas pintas en la época de la
independencia, “último día del
despotismo, primero de lo mismo” un nuevo verdugo manejando el destino de
millones de trabajadores, campesinos y demás masas pobres que seguirán
debatiéndose entre vivir, mediovivir o morir inmersos en una crisis que no podrá ser superada sino en el
marco de la revolución de Nueva Democracia y la conquista del Poder para obreros,
campesinos pobres y demás masas explotadas bajo dirección del proletariado.
A las
masas campesinas pobres no las representa su dirigencia oportunista; mucho
menos Arauz o Lasso; a los obreros y demás trabajadores asalariados y
explotados del país no los representa ninguna de las dos facciones de la gran
burguesía; su verdadero trazo en la historia estará marcado únicamente por lo
que puedan hacer con independencia de clase en aras de la conquista del Poder,
por fuera de eso tan solo vivirán la ilusión del reformismo.
¡NI ARUZ NI LASSO; ESTOS MISERABLES NO
REPRESENTAN A LAS GRANDES MAYORÍAS!
¡NO VOTAR, ORGANIZAR LA GUERRA POPULAR!
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