Nuevo confinamiento, nueva
estrategia del imperialismo y la reacción para golpear la economía popular.
Una vez más, el régimen impone un
confinamiento obligado so pretexto de un nuevo y masivo contagio del Covid en
la población.
Sin lugar a dudas la pandemia es
un complejo problema de salubridad mundial, empero, hay
que entender que no es el génesis de la crisis que vive la humanidad y
particularmente el país; por el contrario, la pandemia ha sido utilizada para
que las clases dominantes, gran burguesía y grandes terratenientes, con su
instrumento gubernamental, traten de ocultar la bancarrota del estado y se
aprovechen de las actuales circunstancias para aprobar leyes daninas para los
intereses de las grandes mayorías y favorecer los intereses de las clases
dominantes.
La crisis no la ha generado la
pandemia, la crisis descansa en la descomposición del viejo estado
burocrático-terrateniente; en el desinterés y desprecio que tienen las clases
dominantes por las grandes mayorías a quienes no se les ha atendido como
corresponde con un proceso óptimo, eficaz y rápido de vacunación y de atención
médico-hospitalaria; por el contrario, se lo bota a la calle a vivir la tramoya
electoral, detonante de decenas de miles de contagios y cientos de muertos; a
sostener la producción de los banqueros,
grandes comerciantes y terratenientes, quienes a buen recaudo en sus
reductos, empujan a las masas al trabajo forzado, al contagio y a la muerte inminente.
Es la crisis del viejo Estado,
del capitalismo burocrático y de la caduca democracia que obliga, además, que
millones de ecuatorianos tengan que salir a buscar el alimento del día en medio
de la informalidad, desempleo y subempleo. ¿Qué nos dejó el circo electoral en
medio de la pandemia?: ¡desazón!; ¡desesperanza!, ¡contagios!, ¡muerte!,
¡traición! Y más de lo mismo. Demagogia, un séquito de gobernantes dispuestos a
buscar la manera de profundizar nuestra condición de semicoloniedad y
semifeudalidad. De hecho, basta ver como la mal llamada Ley de defensa de la
dolarización deviene como una puñalada a la yugular del pueblo, la misma que
fue aprobada con viejos/nuevos actores del oportunismo, la izquierda
democrática y Pachakutik, este último, la expresión más pútrida donde converge
lo más nefasto del revisionismo y del oportunismo.
El problema no es la pandemia, el
problema y la crisis es del viejo estado. Recuerda, eliminar los subsidios a
los combustibles no fue un requerimiento por la supuesta crisis generada por la
pandemia; desde hace muchos años han intentado homologarlo a precisos
internacionales; es más, el detonante de la rebelión de octubre fue el intento
del gobierno títere de incrementar los precios de los combustibles. Para
entonces no había pandemia, lo que hubo fueron las exigencias del FMI y de las
clases dominantes; hoy, con la complicidad de los electoreros, de los
politiqueros, el gobierno nos impuso la eliminación progresiva de los subsidios
y con ello, incremento de combustibles, pasajes y costo de la canasta básica.
Evidentemente, debemos cuidarnos
del contagio porque está visto que el gobierno hará poco o nada por las grandes
mayorías. Priorizaron la vacunación de su círculo familiar y político; las
masas como en mercado, haciendo largas filas para ver si son vacunadas;
igualmente, largas filas para ver si son atendidos en el débil sistema de salud
pública del país; pero el confinamiento, las restricciones de movilidad, de
organización, las necesidades de trabajar para mediovivir, no nos pueden ni
deben llevar a la inacción política. Hay que preparar el 1 de mayo, hay que
combatir al régimen a la reacción, al revisionismo y al imperialismo; hay que
hacerles saber y entender que aquí estamos y somos quienes tarde o temprano nos
convertiremos en sus sepultureros.
¡A PREPARAR UN 1 DE MAYO COMBATIVO, ROJO E INTERNACIONALISTA!
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