Distintas organizaciones
populares, sindicales y campesinas se van sumando a las manifestaciones en
contra de las políticas económicas del régimen comprador de Lasso.
En respuesta, el banquero llama
al diálogo, sin embargo, a la vez, manifiesta que no bajará el precio de los
combustibles, mucho menos, eliminar el decreto que determina su alza progresiva
hasta equipararse a los precios internacionales. Es decir, el régimen no expone
ningún mensaje alentador que atienda las demandas de las grandes mayorías.
Está claro el programa de
gobierno del régimen. Plantea duplicar la explotación y exportación de
petróleo, precipitar la explotación minera, liberar de aranceles cientos de
productos importados (asesinando a la escuálida producción nacional) y entregar
los sectores estratégicos a la empresa privada, entre ellas, a las
transnacionales.
La guerra al pueblo está
declarada. Debemos hacer lo que nos corresponde, combatir una y tantas veces
sea necesario para poner un alto al gobierno hambreador, adelantar los niveles
de organización y formas de lucha de tal manera que cada huelga, paro,
manifestación, cierre de carreteras, de una u otra manera también esté al
servicio por crear las condiciones subjetivas para emprender con la
transformación violenta de esta vieja y caduca sociedad.
A pesar de que la convocatoria a
la movilización de las masas, tanto en el campo como en la ciudad han sido emitidas
precisamente por aquellos dirigentes que, desde el movimiento sindical y
campesino convocaron a votar por Lasso; las masas están dispuestas a desbocar,
y eso es lo importante, es un impulso que debe ser atizado para que devenga en
una jornada revolucionaria.
Hoy que vamos a encender las calles
y el campo, no debemos perder la perspectiva de lo sucedido en octubre del
2019. Las masas ponen los muertos, mutilados, perseguidos y presos. Los
dirigentes ponen la geta y sus sucias manos para traficar políticamente con esa
sangre en el cuchitril de la Asamblea o direccionarla a sus mezquinos intereses
personales y/o partidistas.
Hay que trabajar con las masas, hay
que neutralizar a los dirigentes del sindicalismo revisionista; combatir a la
dirección indígena oportunista. Si queremos que las masas cumplan con su papel
histórico de cara a la transformación radical de la sociedad, debemos aislarlas
de la dirigencia espuria y lanzarlas a la conquista del cielo.
Seguramente en esta oportunidad
vamos a tener que luchar de manera más decisiva en contra de los aparatos
represivos. Lasso lo manifestó, no va a tolerar manifestaciones fuera del orden
legal, sin duda alguna, las hienas de la reacción tienen el respaldo del
banquero y desbocarán con furia. De todas formas eso, ni nada van a detener la
justa lucha de las mayorías; será así, e insistiremos una y mil veces hasta
conquistar nuestros objetivos. Parafraseando a Mariátegui, ¿acaso no es esa la lógica del pueblo?
¡A NEUTRALIZAR A LA DIRIGENCIA REVISIONISTA Y OPORTUNISTA EN EL SENO DE
LAS ORGANIZACIONES SINDICALES, CAMPESINAS Y POPULARES¡
¡LUCHAR POR LA DEROGATORIA DEL DECRETO QUE PERMITE EL ALZA DEL PRECIO DE
LOS COMBUSTIBLES!
¡A DETENER LA ENTREGA DE LOS SECTORES ESTRATÉGICOS A LAS TRANSNACIONALES!
¡A COMBATIR Y RESISTIR!
¡LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!
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