Después de 28 días de levantamiento, las masas persisten en la lucha.
En el norte del país, en Imbabura y Carchi, se sostienen varios bloqueos de
carreteras. En Quito, las masas combaten en los barrios de ingreso y salida de
la ciudad, mientras los estudiantes protagonizan movilizaciones permanentes y
combativas. En el centro, Riobamba, Guamote y Cañar mantienen cierres de vías;
y en el sur, Saraguro y Loja, las comunidades y el pueblo permanecen firmes.
Desde ayer, en el barrio Santa Anita, al norte de la capital, se han
realizado fuertes movilizaciones y la respuesta represiva, como todos estos
días, ha sido violenta y abyecta. Policías y militares irrumpieron en los
hogares de los comuneros, violentando a sus ocupantes y sus enseres, destruyendo todo a su paso. Hay que insistir:
¡ni perdón ni olvido para estos miserables!
A pesar de la arremetida fascista del régimen y de los cantos de sirena de
Noboa y sus ministros que anuncian el supuesto fin de las movilizaciones, el
pueblo sigue en pie de combate. No solo enfrenta al gobierno y a sus aparatos
represivos, criminales y terroristas; también desenmascara a los traidores, a
los débiles y a los pusilánimes.
Hay que saludar y destacar el apoyo con víveres e insumos de los campesinos
de Las Naves y de la Asociación “Adolfo Guerra”, de los trabajadores eléctricos
de Imbabura a las masas movilizadas en Cotacachi y Otavalo. La solidaridad
popular es el sustento fundamental de la lucha.
También hay que saludar los pronunciamientos que han hecho varias
organizaciones y pueblos, como es el caso del pueblo Karanki, entre otros, de
sostener la lucha hasta que se elimine el decreto 126.
Más allá de los resultados coyunturales de esta larga jornada de lucha de
las masas pobres, se han dado pasos decisivos. Uno de ellos, quizá el más
trascendental, es haber demostrado ante las grandes mayorías que la lucha no
puede seguir subordinada a discursos vacíos ni a programas reformistas del
movimiento indígena oficial, en especial de su dirigencia oportunista.
De un levantamiento proclamado contra la eliminación del subsidio al
diésel, la retórica de la CONAIE quedó atrapada en la “territorialidad” y en
reivindicaciones ajenas a los objetivos iniciales. Es la prueba de su debilidad
política e ideológica.
Este levantamiento indígena y popular ya es victorioso: está sepultando el
oportunismo de los Vargas, de Iza y de toda esa camada que, por su ambición
electorera, llevó a su organización a la bancarrota política y moral.
El levantamiento se sostiene porque así lo han decidido las bases indígenas
y campesinas; porque obreros, estudiantes y el pueblo en general se mantienen
firmes. Falta consolidar la dirección política e ideológica que articule la
alianza de clases propia de la Nueva Democracia. Esa dirección está en
gestación, pero avanza: paso a paso, palmo a palmo, el pueblo marcha con
decisión y conciencia a escribir nuevas y mejores páginas de lucha.
¡SOLO CON LUCHA SE CONQUISTAN DERECHOS Y
LIBERTADES!
¡ORGANIZAR, COMBATIR, RESISTIR!
¡VIVA EL LEVANTAMIENTO INDÍGENA-POPULAR!
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