YANQUIS
¡GO HOME!
Con bombos y
platillos, el gobierno ha anunciado el arribo de miembros de la Fuerza Aérea de
Estados Unidos a la base de la FAE en Manta.
Este hecho confirma, una vez más, que Noboa irrespeta la Constitución y expresa el desconocimiento a las conquistas demoliberales. Por eso insistimos en que de nada sirvió que oportunistas y revisionistas de todo cuño arrastraran a las masas a la Consulta Popular. El camino electorero no es una vía de liberación para el pueblo. Era evidente que sus resultados no significarían una conquista real de derechos para las mayorías, y que serían ignorados por las clases dominantes, aferradas a una premisa central: el Estado les pertenece y opera como instrumento de la dictadura de grandes burgueses y grandes terratenientes, al servicio del imperialismo.
Con Constitución o sin ella, el gobierno ha permitido la instalación de equipos de combate, vigilancia e inteligencia yanqui y sionista en territorio nacional. Lo hace de manera acelerada y sin pudor, porque responde a las necesidades del imperialismo, más aún en un contexto de crecientes amenazas de intervención militar en el Caribe.
La justificación oficial para este nuevo asentamiento de tropas extranjeras es la misma de siempre: “combatir al crimen organizado” y “combatir el narcotráfico internacional”. Esa perorata ha sido utilizada para imponer estados de conmoción, reorganizar a su antojo la institucionalidad pública y entregar cínicamente el país, incluidas las Fuerzas Armadas y la Policía, a la tutela de aparatos militares y de inteligencia del imperialismo.
Este atropello a la soberanía nacional deja al descubierto el verdadero objetivo del régimen: convertir en política de Estado la idea, repetida por asambleístas de ADN, de que “mejor nos iría siendo un Estado más de los EE.UU.”. Es decir, pasar de semicolonia a colonia abierta del imperialismo.
También debemos señalar con claridad dónde están los verdaderos centros del narcotráfico y la corrupción. En el Ecuador, la gran burguesía y los grandes terratenientes controlan la banca, el comercio exterior, las exportaciones; en definitiva, una estructura productiva semifeudal. Si el narcotráfico mueve en el país más de 3.600 millones de dólares al año, según fuentes oficiales, es obvio que esa montaña de dinero no se guarda “bajo el colchón”, sino que circula y se blanquea en el sistema financiero. Los hechos hablan: en plena crisis, bancos como el Banco de Guayaquil y del Pichincha, entre otros, incrementaron capital y utilidades de forma desproporcionada. Al mismo tiempo, se han multiplicado los cargamentos de droga hallados en barcos vinculados a exportaciones como la del banano (grupo Noboa), y avanza un acelerado proceso de concentración de la tierra en el campo al servicio de los grandes terratenientes.
Mientras tanto, el régimen anuncia a diario la captura de “objetivos de alto valor”, casi siempre jefes de bandas asentados en barrios pobres, sin evidencia material de fortunas acordes con el relato oficial. Sin embargo, cuando ya no pueden encubrirlo, aparecen los vínculos con mandos de las Fuerzas Armadas y la Policía. Ocurrió con el jefe de operaciones del Ejército en la región de Buenos Aires y con mandos de fuerzas especiales comprometidos con estructuras criminales. También se han señalado casos de oficiales de alto rango, e incluso figuras como Tanya Varela, general retirada, vinculada a redes mafiosas.
Ahí está el vórtice de la violencia y la corrupción que desangran al país: en las altas estructuras del poder económico y en segmentos del aparato represivo del Estado. Por eso, la presencia militar yanqui en Manta no es una medida de “seguridad”, sino un paso más en la ocupación política y operativa del país, funcional a los planes de guerra del imperialismo en la región y al proyecto entreguista de Noboa, que ya ha puesto el territorio al servicio de transnacionales mineras y ahora pretende subordinar también la soberanía nacional a la estrategia militar extranjera.
Ante este escenario, urge la creación del Frente Antiimperialista que aúpe, organice y movilice a las amplias masas populares contra el imperialismo de toda laya, fundamentalmente el yanqui, contra el sionismo y contra el gobierno entreguista que desprecia la voluntad del pueblo y refuerza un régimen de represión y dependencia.
No podemos permanecer impávidos ni permitir que el miedo neutralice nuestra voluntad de lucha. Es necesario que el miedo cambie de bando para que la correlación de fuerzas se incline hacia las masas y hacia la nación.
¡FUERA
YANQUIS Y SIONISTAS DEL PAÍS!
¡A
GENERAR EL FRENTE ANTIIMPERIALISTA AL SERVICIO DE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS DEL
MUNDO!
¡ORGANIZAR,
COMBATIR Y RESISTIR!

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