Desde
la segunda mitad del 2019, Latinoamérica y otras regiones del mundo han estado inmersas
en una serie de levantamientos campesinos, populares y de obreros en contra de
regímenes y Estados que han desbocado con medidas económicas, legales,
entreguistas, contrarias al requerimiento e intereses de las mayorías.
Si
bien es cierto estos levantamientos han sido combativos,- en muchos de los casos
nutridos con la aplicación de violencia revolucionaria-, también se han
presentado “otras formas de lucha” que en alguna medida se inscriben en las recurrentes
prácticas de la pequeña burguesía que desdeña de la violencia revolucionaria,
otras, en las nuevas expresiones del posmodernismo y que terminan por ser
funcionales para el viejo Estado.
Las
motivaciones, condiciones sociales y contradicciones de clase expuestas en los
levantamientos populares han tenido varios fundamentos; la mayoría: lucha por
la tierra, reivindicaciones laborales, contra el desempleo, salarios coherentes
con la reproducción de la fuerza de trabajo, medidas gubernamentales antipopulares,
anti obreras; contra la gran minería, discriminación étnica; falta de
presupuesto para atender la emergencia sanitaria por Covid-19; pero también algunas
disonantes reivindicaciones de género,
inclusivas, ecologistas, participativas, etc.
En
el Ecuador, el levantamiento de octubre pasado, estuvo marcado por acciones que
establecieron la pauta de cómo y en qué condiciones se debe adelantar la lucha
en contra del sistema de gobierno y el sistema de Estado: aplicando y
desarrollando violencia revolucionaria.
Sin
que el levantamiento haya sido una acción de masas promovido inicialmente por la
Conaie, -como lo sugiere en su texto “Estallido”-, las masas campesinas jugaron
un papel protagónico el momento de confrontar al gobierno y a los aparatos
represivos del viejo estado. En comunidades campesinas como “La Esperanza” de
Ibarra, se batalló de manera decidida contra el grupo de caballería “Yaguachi”,
donde se aplicó y desarrolló formas de lucha violentas; expresiones que se
replicaron en varios lugares del país.
En
el campo se bloquearon vías de comunicación, puentes; se tomó instalaciones
estratégicas del país, oleoducto, refinería; se combatió a los militares, se
les atacó sus convoyes, se les hizo prisioneros, etc.
En
cuanto a la confrontación urbana también se hicieron presentes importantes
focos de lucha que imprimieron profundidad y radicalidad en la manera como las
masas expusieron su descontento contra el régimen hambreador, entreguista y
explotador de Moreno. Se combatió con
barricadas, bloqueo de calles y accesos a infraestructura burocrática del
Estado; se chocó violentamente contra los aparatos represivos, de hecho, en
muchas de las confrontaciones se utilizaron explosivos caseros, bombas
incendiarias; se realizaron sabotajes como el de la Contraloría, destrucción de
tanquetas, motocicletas y demás vehículos militares/policiales; toma de
prisioneros (policía y militares); es decir, expresiones de que las condiciones
objetivas para que la revolución pueda tomar y seguir su curso están plenamente
dadas en el país.
En
Chile no fue diferente. Colombia tampoco, es más, acaba de suceder, las masas
desbocaron violentamente en varias ciudades del país destruyendo puestos y
vehículos policiales, combatiendo al aparato represivo del viejo estado,
protestando en contra de esa policía corrupta, cruenta, que asesinó cruelmente
al abogado Javier Ordóñez, es decir, las
masas desbocan, claman nuevas y
radicales formas de lucha.
Ahora
bien, la radicalidad en las formas de combatir al gobierno y a los viejos
Estados no necesariamente sugiere o expone que el programa o propuesta política
de quienes dirigen esos levantamientos, protestas, rebeliones, sea radical,
revolucionaria, coherente con los requerimientos de la clase, el campesino
pobre y las masas, tal es el caso de la JRE, PCMLE, Conaie, Pachakutik y demás.
Si bien es cierto desarrollaron formas violentas de lucha, sus objetivos últimos
fueron banales, subjetivos, inscritos en su cálculo electorero, tanto así que
la rebelión de octubre ha sido “capitalizada” por los dirigentes de esas
organizaciones que utilizaron la lucha popular como plataforma política y hoy
son protagonistas del gran circo electoral.
Vargas, Yaku Pérez, Iza, Quishpe, viven lucha interna en sus organizaciones por
ser declarados los “elegidos” para asumir la presidencia, puestos como
asambleístas, etc., siempre con el apoyo de partidos del revisionismo y
oportunismo como Unidad Popular, Partido Socialista.
Pero
debemos decirlo, en medio de esas candentes luchas también hubo de lo otro, de
aquellos que creen que la lucha de la clase y del pueblo debe ser expuesta con
tambores, payasos, mimos; con silbatos, mostrando una forma de lucha
“amigable”, pacífica, no beligerante, castrando la esencia de la lucha de
clases que siempre es una lucha antagónica, irreconciliable y que en curso del
tiempo y los niveles de organización adecuados demanda sea a muerte.
“Combinar
las formas de lucha”, le llaman. Eufemismos que esconden sus ínfulas
pequeñoburguesas. Esta “combinación de formas de lucha” no solo se expone en
las calles, en el campo, sino en la actividad política abierta, pública.
Combinar construcción de Partido e instrumentos para la “revolución” con la
lucha parlamentaria. ¡Patrañas!
En
otros escenarios también se han presentado diversidad de formas de lucha.
Violentas; pacíficas y otra utilizada por cierto sector de los Mapuches y que
no deja de llamar la atención porque ha sido de poco uso en los últimos años:
la huelga de hambre.
Gandhi
sostenía la idea de que la huelga de hambre simplificaba la posibilidad de
manifestarse utilizando el propio cuerpo como herramienta política no
violenta/activa; en fin de cuentas le imprimía otro carácter a la lucha
nacional contra los Británicos en la India, formas de lucha que resultaban ser
una negación a la firme, decidida y violenta campaña que desplegó el Partido
Comunista de la India en contra del colonialismo inglés.
Gandhi,
por su concepción del mundo, por su formación y el carácter de su actividad
política estaba íntimamente ligado a la intelectualidad burguesa de la india,
cuya propuesta de “lucha” pretendía la no violencia como una estrategia que en
el trasfondo buscaba el establecimiento de la independencia india con base en
la paz y la armonía, los valores morales “universales”, una suerte de
coexistencia pacífica o no colocar las contradicciones de clase en el plano de
los antagonismos irreconciliables.
La
huelga de hambre, más allá del argumento que se esgrime para otorgarle algún
valor combativo, no coincide con los fundamentos esenciales de la lucha de
clases; de las formas de lucha que debe emprender el proletariado y demás
clases oprimidas y explotadas cuyos propósitos a través de la huelga, los
levantamientos y la aplicación de violencia revolucionaria, además de
conquistar derechos y libertades en el marco del viejo Estado, alistan, forman
y forjan a la clase y sus aliados en la lucha por el Poder.
No
podemos esperar una actitud lastimera de nuestros verdugos para que se
compadezcan de nuestra calamitosa situación de salud producto de la huelga de
hambre para ceder al pliego de peticiones; es y será una lucha pasiva, que no
se compadece con los principios básicos de que
la lucha de clases es el motor de la sociedad y la violencia revolucionaria, la
partera de la historia.
La
“no violencia” de Gandhi se ajusta íntimamente a los enunciados de las clases
dominantes que permanentemente señalan el “derecho” que tenemos a
manifestarnos, ¡pero sin violencia!, propendiendo la conciliación de clases;
fomentando el llamado “Estado de Derecho” que garantiza las manifestaciones
populares siempre y cuando estas no rompan la estructura jurídica, caso
contrario el gobierno interpone causas jurídicas contra los manifestantes con
acusaciones como asociación ilícita, rebelión, terrorismo.
Como
Frente de Defensa de Luchas del Pueblo también hemos caído circunstancialmente
en las luchas de ese orden, pasivas; lo sostenemos autocríticamente. Sin que se
pretenda justificar, en el país fue el plantón de los trabajadores de la salud
de la ciudad de Ibarra quienes marcaron la pauta para romper con el cerco tendido
por el gobierno y el viejo estado con el encierro obligatorio y el estado de
emergencia. Fue precisamente a partir de esa sencilla acción que las masas
devinieron en movilizaciones, y otras expresiones de lucha que permanentemente
han puesto contra la pared al régimen de Moreno.
Quizá
cumplió con ese papel en ese momento; pero hoy, y en perspectiva del quehacer
revolucionario de las masas, la lucha debe ser necesariamente beligerante,
combativa, violenta. Urge tomar la iniciativa, es necesario contraponer
violencia revolucionaria a la violencia reaccionaria, es la dialéctica, es la
dinámica, caso contrario terminaremos por desgastar la convocatoria a las masas
a la lucha.
El
viejo Estado y el gobierno se blindan, ya sea militarmente como en el orden legal.
Compra conciencias de dirigentes traidores (Richard Gómez, dirigente de los
trabajadores eléctricos) y por esa vía trata de neutralizar el descontento y
lucha popular. Es más, en medio de la pandemia y la crisis fiscal, compró
armamento no letal y demás pertrechos militares para ser utilizados
preciosamente en las movilizaciones, es decir, por un lado busca neutralizar la
acción de las masas y por otro se arma, se fortalece, y ante ese comportamiento
solo nos queda el camino de la violencia revolucionaria.
No
a la lucha pasiva; si a la lucha activa, aquella que combate, que forja, que
allana el camino para la revolución. No a la vía lastimera, al diálogo, al
consenso con el régimen, sí a la intransigencia, a la lucha violenta, cause el
dolor que cause, de todas formas llevamos más de 6 siglos sometidos, oprimidos,
explotados y agredidos por clases dominantes.
¡LA LUCHA DE CLASES, UNA
CONTRADICCIÓN ANTAGÓNICA QUE SOLO SE RESUELVE CON LA REVOLUCIÓN!
¡LA LUCHA DE CLASES, MOTOR
DE LA HISTORIA!
¡LA VIOLENCIA
REVOLUCIONARIA, PARTERA DE LA HISTORIA!
Este análisis es muy valioso está sustentado de manera científica, muestra las contradicciones de clases y la lucha de clases las expone manifiestamente. Los elementos expuestos devienen de las realidad social de las masas, de los parias que trabajan la vida entera y mueren en la más completa miseria donde, por lo general, hay que hacer colectas económicas para afrontar el costo de su morada.
ResponderEliminarEste análisis es brillante, lúcido e inteligente que nos indica claramente que hay que dejar de acariciar la flecha en vez de lanzarla(Mao) o ponerse a contemplar el árbol que le impide ver el bosque (Mao). Gracias por este cielo abierto que exponen y nos posibilita con mucha claridad ver la realidad social para las tareas revolucionarias que hay que acometer.
Estos materiales tienen que llegar a todos los centros de masas para que los proletarios lo hagan suyo como guía, para que entiendan qué hay que hacer, cómo hacerlo y con qué. Pero sobre todo con la ciencia guía el MLM principalmente maoísmo Pensamiento Gonzalo, organizados y dirigidos por el constituido o reconstituido Partido Comunista maoísta militarizado Pensamiento Gonzalo.
Viva el proletariado revolucionario ecuatoriano!!!