Uno de los sectores donde más se
reproduce la superexplotación de trabajadores es el de las empresas de
seguridad.
En el país existen
aproximadamente un millar de empresas de seguridad; 200 mil guardias de
seguridad, de estos, el 65% tienen como patronos a empresas registradas o en
proceso de legalización; el resto, guardias improvisados que trabajan
autónomamente.
Prácticamente todas las empresas de
seguridad pertenecen a miembros de las FFAA y policía en servicio activo o
pasivo.
Ø Un
guardia de seguridad a duras penas percibe el salario básico, es decir 400
dólares, pero muy pocos logran recibir su salario completo, ya que las empresas,
además de las retenciones de ley por seguridad social, se han dado modos de
generar una serie de castigos o penalizaciones salariales por atraso al lugar
de trabajo, no hacer los reportes a la empresa oportunamente, no utilizar
correctamente los uniformes institucionales; no responder oportunamente a los llamados
de radio, no estar en el lugar exacto de guardia, no llevar un correcto
registro de la bitácora, etc., que son descontados del estipendio mensual y que
en los roles de pago son mostrados como “anticipos salariales”. Claro, todo
vale, se les observa hasta el último detalle con tal de aprovechar las
circunstancias para reducir gastos y con ellos, el gasto corriente.
Ø Los
guardias de seguridad cumplen funciones adicionales a aquellas para las que
fueron contratados. Hacen de guardias, obviamente, pero también de conserjes,
mandaderos, cargadores, limpieza, jardineros. De hecho, en los hospitales
públicos y privados les dan responsabilidades en el manejo de turnos para
pacientes, camilleros, mensajería y otras tareas propias de personal de la
salud.
Ø La
mayoría de supervisores son ex militares o policías de bajo rango. Son quienes distribuyen las plazas de
trabajo de los guardias. Los guardias, además de ser superexplotados por los dueños de las empresas,
también sufren otro nivel de explotación por parte de sus jefes inmediatos. Si
un guardia pretende trabajar o mantener un puesto de trabajo cercano a su
domicilio debe pagar un porcentaje de su salario a los supervisores (recorte le
llaman). Si no paga, lo envían a trabajar a lugares distantes.
Ø El
recorte, que viene a ser una institución de explotación feudal, se aplica en
todos los ámbitos. Si personal administrativo contrata a guardias, estos le
exigen el pago de un porcentaje de su salario por haber considerado su hoja de
vida y aceptados en el trabajo.
Ø Si
un guardia no tiene reemplazo tiene que trabajar el doble de su jornal, esto
es, 24 horas y sin que haya reconocimiento de horas extras por parte del
empleador.
Ø Los
guardias tienen que comprar sus propios insumos de trabajo. Gorras, uniformes,
mascarillas, desinfectantes.
Ø Igualmente,
los guardias tienen que proveerse de su alimentación.
Ø
Un
estudio de la FLACSO determina que el 72% de los guardias, a pesar de que se
les descuenta la aportación al seguro social, las empresas se quedan con los
aportes y no los aseguran.
Ø A
propósito de la pandemia, los guardias contratados por el sector público no
reciben sus sueldos desde hace 8 meses. En el sector privado sucede lo mismo.
Ø A
pesar de que en la nómina salarial de las empresas el salario consta como
mínimo el salario básico, en una relación contractual, los guardias, ante la
crisis de empleo en el país, aceptan cobrar salarios que oscilan entre los 200
y 250 dólares mientras firman sus plantillas de pago por el salario básico (USD
400).
Ø A
muchos de los guardias los ubican en garitas eternas de un metro cuadrado,
tienen que estar ahí recluidos, en condiciones extremas independientemente del
calor o del frío; la incomodidad es agobiante; en muchos de los casos sin
baterías higiénicas, lavamanos, agua potable.
Ø En
el sector público, los guardias de seguridad son tercerizados; relación laboral
que persiste en el país y que agudiza mucho más aún las condiciones de
explotación de estos trabajadores.
En cuanto a los
guardias de seguridad autónomos la situación laboral es mucho más dramática. Se
les obliga a vivir en los edificios, fincas o propiedades que cuidan. Les dan
dormida y comida; esto es, un cuarto mal equipado, la comida, pues al estilo gamonal,
la sobra de sus patronos.
Cumplen
jornadas de 6 días a la semana con uno de salida. Las funciones que cumplen son
diversas, igual, mantenimiento, servicio, limpieza; cuando son de confianza, se
encargan de pasear a los hijos de los patronos, mascotas, en fin, una verdadera
suerte de neo esclavismo.
No pocos
guardias han sido abatidos por la delincuencia sin que cuenten con seguros de
vida. El mayor índice de suicidios en el país se ubica en este segmento de
trabajadores. Maltrato, explotación, salarios bajos, soledad, entre otras son
las razones que empujan a muchos guardias a auto eliminarse.
La servidumbre
en las relaciones con los patronos es esencial para sostener el trabajo.
Guardias que prácticamente entregan sus vidas a sus patronos con tal de
conservar su trabajo.
Definitivamente
la voracidad de la gran burguesía y de grandes terrateniente no tiene límites.
Y hay que decirlo, este régimen de explotación se reproduce también entre la
mediana y pequeña empresa que contrata guardias de seguridad, quizá con igual o
mayores manifestaciones de explotación.
Las relaciones
de producción en el Ecuador se expresan entre el neo esclavismo y la
servidumbre. Instituciones como el trabajo obligatorio en largas jornadas de trabajo
sometido a todo tipo de vejámenes; la entrega de fuerza de trabajo a
actividades por las cuales no fueron contratados; huasicamas, domésticos, el entregar
su fuerza de trabajo cambio de vivienda y alimentación, el recorte, expresan
las formas más abyectas de explotación feudal.
En varias
provincias del país existen gremios de guardias; desgraciadamente estas organizaciones
dependen de la CTE, organización revisionista que poco o nada hace por cambiar
esta dramática situación en la que se desenvuelven los trabajadores de la seguridad.
No habrá ley o
propósito política de ningún electorero o autoridad que logre cambiar esta
cruel realidad; solo la revolución, la destrucción total de todas las
instituciones y relaciones de producción explotadoras que expresan claramente
el carácter semifeudal de nuestra sociedad podrá emancipar al trabajador explotado.
Muy buen texto, clarísimo!!!. Es como si se estuviera leyendo el poderoso libro de Engels ¨La situación de la clase obrera en Inglaterra¨. Claro, con otras manifestaciones materiales en el siglo 21, pero con la infame explotación y opresión se hacen con una agudeza de violencia bárbara. Donde la explotación se traducía en plusvalía lo que hacía cada día millonarios capitalistas, hoy esos millonarios a más de la plusvalía son corruptos, se roban los dineros del erario público, contratos, con El Estado, fraudulentos.
ResponderEliminarLA REBELIÓN SE JUSTIFICA, AQUÍ Y AHORA!!!.